domingo, 24 de mayo de 2009

CONTINUACIÓN

Estoy sola en mi casa, y me da miedo. Son las 6:25 p.m. en estos momentos, nunca me dio miedo quedarme sola, ni de noche. Pero particularmente hoy estoy muy sensible, escucho ruidos de puertas y ventanas constantemente, y los sigo escuchando. En una milésima de segundos se me pasaron un millón de malas situaciones por la cabeza; por ejemplo:
1- Un ladrón que vendría a robar
2- Un ladrón que vendría a robar y para no dejar rastros me mataría fríamente con un tiro en el clítoris (y para hacerlo un poco más dramático, otro en la cien)
3- Un ladrón que vendría a robar, me violaría cruelmente en la cama de mis papás, y luego me mataría con un cuchillo tramontina cortándome la yugular
4- Un ladrón que vendría a robar, me violaría cruelmente en la cama de mis papás, me obligaría a comer mierda de caniche, y luego me mataría con el sable chino de adorno que tiene mi papá.

Bueno si, exageré un poco (mucho). Pero se me cruzó todo eso, ya cerré todas las ventanas, las puertas, TODO; pero repito: TENGO MUCHO MIEDO

Es que esto no terminó acá. Continué sentada en la computadora al rededor de 10 minutos escuchando canciones; y en eso escucho timbre, no atiendo, timbre largo nuevamente, miro por la ventana y veo una sombra con rulos y algo en la mano... el peor pensamiento. Mientras intentaba pensar qué hacer, escucho ni mas ni menos que el teléfono (todos estos sucesos parecen sacados de una película, pero NO! son exactamente los hechos que ocurrieron en mi peor pesadilla viviente); sin más remedio atiendo, mi voz de miedo era preocupante, era mi tía abuela preguntando por mi mamá (que lógicamente no estaba, me encontraba sola en una casa grande de muchas puertas y ventanas) le comenté toda la situación y también le dije que tenia mucho miedo. Me dijo que me fije bien por la ventana quien era; el timbre no dejaba de sonar, mi preocupación crecía. No pregunté ¿Quién es? Por miedo a que me digan cualquier cosa, como por ejemplo: tu mamá esta accidentada, abrí rápido la puerta (y yo en ese momento, con mis terribles nervios, podría haberlo creído). Mi tía aún estaba en línea conmigo, mi voz se quebrantaba demasiado, si hablaba del lado de afuera se escuchaba, ya que la ventana estaba abierta y no podía cerrarla. Sin más remedio pregunté: ¿Quien es?. Y respondieron: Ana, la modista. Con mucha paciencia, me tranquilicé, abrí la puerta y lo que tenía en la mano eran dos pantalones de mi papá para hacerles el ruedo... Ahí colgué, mi tía me dijo que anote bien grande su número y que cualquier cosa la llamara. Igualmente seguí imaginando lo peor, así que llamé a mi vecina, y me fui para su casa.

FIN


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